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SARA COBB NOS CONFRONTÓ A TODOS

 

4scyudq950ca4r2xz3byHe estado en lo de Sara Cobb este último sábado. Iba llena de curiosidad e interés, y también de ilusión por verla. Necesitaba un chute de alegría en esto de la mediación; está siendo tan largo y tortuoso el camino, que a veces me da un poco de bajón, y pensé que al ir me estaría regalando a mí misma un pequeño remedio.

Pues no: no salí contenta, sino muy cansada, y un poco triste. Y no tiene que ver con ella, que me pareció fantástica en la forma, del fondo otro día hablamos. Tiene que ver (creo) con confrontar la realidad. Qué lejos estamos de esto, qué pequeña me siento al ver la seguridad y la energía de esta señora, qué poco sé, y qué poco he conseguido hacer en estos 10 años.

Hablaba esta mañana con una amiga mediadora (muy buena en las dos categorías), que me decía ”es que tenemos que estudiar mucho más”. Pues, como tantas veces, me quedé pensando, porque en principio nada que reprochar a su reflexión … y luego, BAM! La bofetada de realidad: Estudiar, sí, practicar, también, y, lo más importante, quizá va llegando el momento de aceptar limitaciones: que esto aquí es embrionario, y que el recorrido que Sara Cobb, o Joseph Folger, o el propio Tula tienen a sus espaldas es distinto; y lo es a tres niveles:

Uno. (y básico, creo yo): El sitio en el que median; su país, su gobierno (que, por cierto, Sara Cobb citó unas cuantas veces), sus políticas de fomento de la mediación y otras ADR; su gente, su cultura, cómo son de responsables los ciudadanos, cómo han llegado a una situación en la que, ante un problema gordo, se descuelga el teléfono para llamar a un mediador, además de a un abogado … etc.

Dos. La formación. Estoy segura de que la mayoría de los mediadores ha tenido acceso a una formación buena, sensata, y razonable. Hay muy buenos formadores en España. Cito a mi profesor, Daniel Bustelo, cito también a Thelma Butts, a Ignacio Bolaño, a Amparo Quintana, a Cristina Merino, a Esther Pascual y Julián Ríos (en penal y penitenciaria), me dejo en el tintero a miles, hay muchos y son muy buenos! ¿Dónde se quedan, aparte de las herramientas que nos dan, esa ilusión, ese enganche que nos transmiten, y que al principio tenemos todos? ¿Qué pasa para que Sara Cobb, con la sala llena a reventar, me parezca tan segura de sí, y yo lleve mal que nuestro nivel sea otra cosa? Nos falta rigor, y no me refiero a la formación inicial, que no deja de ser un buen empujón, sino a la continuidad. La sala estaba el otro día llena de gente ávida por aprender. Creo que todos nos sentíamos a miles de km de distancia … Está bien; seré responsable: yo me sentía a miles de km de distancia . Cada vez que decía “Hum, interesante, qué tengo aquí, qué puedo hacer con esto … “ yo alucinaba.

El ejercicio práctico (que la mediadora de mi grupo, Virginia bordó) me pareció un mundo, y eso que estábamos entre colegas … si llego a tener a Dora delante, con sus hermanos, muero … Y esto me lleva a pensar en el siguiente punto:

Tres. La práctica. Si resulta que me cuentan un método fantástico, pero no puedo, ni siquiera hacer una mini prueba, qué pasa? Los que tenemos la suerte de mediar varias veces al año, somos lo más de la vanguardia para muchos mediadores, y hasta puede ser injusto que nos quejemos. Para llegar al nivel de estos gurús, la práctica debe ser constante, no de varias veces al año. Mucho, muchísimo más. Así, año tras año tras año tras año; Eso, y, como decía mi amiga, estudiar, lee, confrontar. Tener gente amiga con la que compartir, desde la buena intención de que esto crezca.  Se critican los proyectos probono, pero resultan ser, además de un valioso servicio que se presta, una manera de no desconectarse.

Así, con este panorama, he decidido, una vez compartido con todos Uds., esperar a que se me pase este disgusto, y ver si, con parámetros realistas, puedo quitarme de encima esta sensación que aquí confieso: pocos recursos, pocas mediaciones, poco apoyo legal, poco prestigio (intelectual, social ya ni hablamos), poca conciencia de éxito … Y aceptar que nuestra situación es otra, otros nuestros recursos, en fin, otro el momento en que hemos descubierto la mediación, y hemos decidido apostar por ella. Por eso creo que Sara Cobb no sólo confrontó a Dora y a sus hermanos. Lo hizo con todos.

Advierto que creo que voy a volver, ya llevo unos cuantos berrinches, y siempre vuelvo.

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